Pasados dolorosos
Ahora que estoy completa puedo abrir mis palabras.
Cuando los dolores pasados son huellas en la tierra, puedes pasar tus manos sobre ellas y ver (como una especie de médium) una película de sensaciones en retroceso, porque a veces el pasado no lo recuerdas en imágenes, a veces el pasado -y si es uno doloroso- te viene en sensaciones, esas sensaciones aparecen en esas huellas, esas huellas aparecen en la tierra y esa tierra está en el territorio de nuestra memoria. Es decir, en cualquier momento esa sensación se viene, se presenta y nos visita.
Hay días que la veo venir, y es como si me poseyera, como una delgada piel sobre mi cuerpo o como una venda posándose en plena herida y la sangre traspasa. Así vienen a visitarme a veces algunos pasados dolorosos.
Hoy me vino a visitar uno. Lo vi, lo sentí entrar a mi piel, mi corazón empieza a latir fuerte, mi respiración cambia, es ella la que me provoca esto y yo lo permito, me permito sentir ese dolor pasado, pero también es un dolor aprendido. Empiezo a respirar. He aprendido a respirar por diversas situaciones que no sólo mi cuerpo ha pasado sino también mi memoria, mis recuerdos, mi mente.
Parada o sentada, respiro profundo.
Y aunque hay días que me viene el dolor con rabia, al final me pasa. Lo siento profundamente dentro mío pero se va.
Es una visita, de un pasado doloroso.
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